Las misioneras recordarán en la oración todos los días tus intenciones y el día 14 de cada mes, memoria del martirio de San Maximiliano, las llevarán a la celda del Campo de Concentración de Auschwitz, lugar donde P. Kolbe donó la vida por un padre de familia rezando y pidiendo su luminosa intercesión.
“El culto a Dios sincero y humilde no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos” (FT 283)
Ni la religión, ni la raza, ni el dinero, ni el poder nos deben hacer olvidar que todos, sin distinción, salimos de la mano del Dios bueno que nos ha creado...