El tiempo llega como mensajero de Dios y la primera palabra que escuchamos es un deseo, tan hermoso como pocos: la bendición del Señor. Que el Señor te bendiga, descienda sobre vos como energía de vida abundante y de nacimientos. Te proteja en cada paso que des, en cada camino que recorras, en cada decisión que tengas de tomar.
«El amor es el secreto de Dios. Delante a Él no existe el grande, el pequeño, lo mucho, lo poco, solo el amor» (padre Luis M. Faccenda)
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