Damos gracias a Dios por la vida, el ministerio y el testimonio de fe de quien supo guiar a la Iglesia universal con humildad, firmeza evangélica y amor incondicional por los pobres, los descartados y los que sufren. Su magisterio deja una huella imborrable en el camino de la Iglesia en su testimonio de Jesucristo (CEA).